lunes, 23 de mayo de 2011

“las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan...”

ph: Elizabeth Sarah
Así es como terminan las relaciones: un día te sientas a la mesa con la otra persona y te das cuenta de que no tienen de nada de qué hablar. Escuchas su voz, tus ojos se llenan de lágrimas y un nudo comienza a crecer en tu garganta: ya no sientes lo mismo. Es una lástima: tanto esfuerzo se tira a la basura. ¿Qué hacer en este momento? Recientemente he descubierto que lo mejor es dejar de invertir tiempo, emoción y energía y seguir adelante. Aun cuando en esa transición dejes un pedazo de alma atrás... si te quedaras, te tocaría dejarla toda…

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